viernes, 8 de julio de 2011

MALTRATO A PERSONAS MAYORES. BARRERAS PARA LA DETECCION DE LOS MALOS TRATOS POR PARTE DEL AGRESOR (3)

Nombre: J. Daniel Rueda Estrada
 
 

          En la anterior entrega. Factores de riesgo (2) Los estudios que se vienen realizando para detectar la prevalencia e incidencia de los malos tratos a personas mayores, ponen de relieve algunas las conductas más frecuentes que suelen detectarse en las personas agresoras. Conductas que en definitiva pretenden que no trascienda la situación que sufre el anciano victima de esas conductas.  Entre las más comunes se señalan las siguientes:

n  Negación. La persona responsable de los malos tratos, al igual que la víctima, niega su existencia. Sin duda las razones suelen ser muy diferentes entre el agresor y la víctima. Para el agresor, la negación puede ser el reflejo de un auténtico desconocimiento de que se esté produciendo esta conducta, debido a que forma parte de una relación habitual de su comportamiento, o porque asumir la conducta puede poner en riesgo su situación económica, cuando existe dependencia del mayor; la negación de la situación por parte de la “víctima”, como analizaremos en otra entrega, puede reflejar el temor a quedar sin apoyos, a la vergüenza de tener que denunciar a un familiar, incluso a asumir que la situación que sufre como consecuencia de su dependencia es motivo justificable.

n  Aislamiento. Es muy frecuente que el agresor evite cualquier contacto con el exterior, impidiendo que la víctima tenga acceso al sistema sanitario o a los servicios sociales para evitar que los profesionales detecten los malos tratos. Es una forma de ocultar el problema, de no hacerlo visible y de evitar que profesionales o vecinos conozcan el problema y actúen en consecuencia. El aislamiento de la víctima también supone un aislamiento social del agresor, que cada vez se encuentra más “solo y aislado” del entorno social.

n  Temor al fracaso. Para el agresor, es un temor dar a conocer el problema; piensa que si admite la existencia de la situación y busca ayuda, estará aceptando que las cosas no van como “deberían” ir y que ha fracasado. La madurez y equilibrio mental, son factores que pueden minimizar estos temores; pero es frecuente que muchos cuidadores, se encuentren en situaciones tan estresantes y en situaciones de tanta soledad, a pesar de los apoyos y recursos sociales que hoy existen para contribuir a mejorar las tareas del cuidado, que desconocen los recursos y apoyos sociales, quedando atrapados en su propia situación e ignorancia. Esto puede explicar también  la siguiente barrera:

n  Rechazo a cualquier forma de intervención, una vez que la persona ha sido identificada como responsable de los malos tratos.



            Todos estos factores y barreras nos llevan a plantear algunas medidas con el agresor, entre las que citamos,

q  Ayuda psicológica mediante reeducación, reforzamiento positivo de determinadas conductas y el negativo de otras, terapia familiar.

q   Ayuda social y sanitaria, además de la penalización según el delito infringido y el alejamiento de la víctima si llegara el caso.




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¿Quién es el autor de este artículo?



DATOS PERSONALES:

Nombre: J. Daniel Rueda Estrada.

Dr. en Sociología y Diplomado en Trabajo Social.

Profesor Titular de Universidad.

Facultad de Educación y Trabajo Social. Universidad de Valladolid.

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