miércoles, 8 de febrero de 2012

UN TRABAJO EXCELENTE. El Azote del Alzheimer


Excelente documento para disfrutar.

Hasta muy recientemente, los médicos solo podían diagnosticar el Alzheimer cuando el avance de la enfermedad ya había causado estragos en el paciente y los síntomas eran evidentes. Con técnicas modernas de diagnóstico, hoy es posible detectar el Alzheimer antes de que el paciente entre en la fase de demencia.


José Luis Molinuevo, neurólogo del Hospital Clínic de Barcelona, explica a Eduard Punset en este capítulo de Redes cuáles son los últimos avances de la medicina en la lucha contra el azote del Alzheimer.

Si ustedes disponen de 30 minutos, podrán acercarse y comprender un poco más esta enfermedad a través del siguiente link.


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¿Quién ha recomendado este vídeo?


DATOS PERSONALES:


Nombre: Ramón Sampietro García 

Diplomado en Ciencias Empresariales 

Master en Gerontología. Universidad de Salamanca 

Postgrado universitario en servicios sociales: Especialista en personas mayores y personas con discapacidad. Universidad de Valladolid


Residencia Santa Teresita. Cistérniga - Valladolid. 983 40 34 28



miércoles, 2 de noviembre de 2011

REEDUCACIÓN DE LA MANO HEMIPLÉJICA.Parte 5

Paciente Hemiplégico Adulto. Parte 4


            En el enfermo hemipléjico es la mano afectada la que generalmente más problemas va a dar de cara a una recuperación completa, esto es debido a que las funciones de la mano son muy variadas y sus movimientos de extremada finura.



            En la mano hemipléjica nos podemos encontrar con flexión de muñeca, desviación cubital, dedos en garra e imposibilidad de hacer cualquier tipo de pinza por lo que lo más importante en este tipo de reeducación es prevenir toda rigidez y mantener las articulaciones libres en todos sus arcos de movimiento, para ello se usará la cinesiterapia pasiva desde el comienzo de la enfermedad y si es necesario se ejecutarán movimientos forzados con el único límite de dolor y la inflamación.




            Entre los muchos ejercicios existentes, tenemos:

            . Pronosupinación con el antebrazo fijado.

            . Flexoextensión de muñeca con puño cerrado y abierto.

            . Lateralizaciones de muñeca.

            . Flexoextensión de la articulación metacarpofalángica independientemente con cada dedo y todos a la vez.

            . Flexoextensión de I.F.P. e I.F.D. independientemente con cada dedo y todos en           conjunto.

            . Abducción y aducción de los dedos de forma independiente y todos en conjunto.

            . Con la palma hacia abajo y sobre la mesa, levantar cada dedo independientemente y todos en conjunto.

            . Hacer circunferencias con los dedos.

            . Aproximar y separar el pulgar.

            . Circunducción del pulgar.

            . Oponer el pulgar a la base del meñique.

            . Oposición del pulgar a los demás dedos.

            . Teclear con cada dedo independientemente sobre la mesa y después sucesivamente con todos.

            . Trabajar la habilidad, por oponencia del pulgar, sujetar pelotas de diversos tamaños, lentejas, etc.

            . Hacer girar un bastoncillo entre los dedos sin el concurso del pulgar.

            . Ejercicios variados de asimiento brusco.

            . Amasamiento de pasta de modelar o pasta de manos.

            . Manipulación de objetos de diversa forma y peso; los pesos empleados irán desde pocos gramos hasta unos 3 Kg. En los ejercicios con pesos crecientes cuidaremos de que sea la mano ejecutora y no haya ayuda del antebrazo.

            . Ejercicios con muelles para flexiones.

            . Desplazamientos de objetos con la extensión de los dedos.

            . Abrir una pinza de ropa por oponencia con todos y cada uno de los dedos.

            . Coger unas cartas de juego y abrirlas y cerrarlas en abanico con los dedos.


CONCLUSIÓN.

            En definitiva, el objetivo de este documento es destacar el importante papel del Fisioterapeuta en el paciente hemipléjico, gracias al gran arsenal de técnicas terapéuticas que disponemos, siempre y cuando sea un único fin: obtener la mayor recuperación funcional posible del paciente.
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¿Quién es el autor de este artículo?
Miriam Sánchez Pacho.
Diplomada en Fisioterapia (Universidad de Jaén).
Nº colegiada en el Ilustre Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Andalucía (ICPFA): 4173.
Cursando los estudios para el DO, en la Escuela de Osteopatía de Madrid

sábado, 1 de octubre de 2011

AFRONTAMIENTO FISIOTERÁPICO EN EL PACIENTE HEMIPLÉJICO ADULTO. Parte 4

Paciente Hemipléjico Adulto. Parte 3


TÉCNICAS GLOBALES DE TRATAMIENTO DE LA HEMIPLEJÍA.

  • Etapa de flacidez: Se enseñará al paciente a darse la vuelta y apoyarse sobre el lado sano en la cama lo más pronto posible.

            Durante breves espacios de tiempo se puede hacer que el enfermo descanse sobre el lado afectado con el hombro inferior situado hacia delante y el codo extendido en supinación, esta posición contribuye a evitar que el codo entre en flexión espástica.

            Cuando el enfermo está en decúbito dorsal la cabeza debe hallarse en flexión lateral hacia el lado sano.

            En esta etapa se cuidará de luchar contra la aparición de espasticidad que nos dará unas modalidades posturales que se deben evitar y que son: depresión de la cintura escapular, aducción y rotación interna del brazo, flexión de codo y dedos, flexión de muñeca con pronación y desviación cubital; en el miembro inferior se evitará la inversión del pie, rotación externa del muslo y extensión simultánea de cadera, rodilla y tobillo.

            Los movimientos a practicar serán elevación del brazo en rotación externa, movimientos del brazo hacia delante y arriba, extensión del brazo hacia atrás. Es importante cuidar de que no se flexione el codo y la muñeca.

            En cuanto al miembro inferior, las movilizaciones comprenden rotaciones de la pelvis, extensión de las rodillas manteniendo en flexión las caderas y extensión de las caderas manteniendo en flexión las rodillas con el pie dorsiflexión y eversión.




  • Etapa de espasticidad: La mayoría de los pacientes toman contacto con el tratamiento en esta etapa.

            En decúbito dorsal se elevará el brazo y se flexionará el codo tocando la cabeza con la palma de la mano y después se extenderá el codo manteniendo el brazo en posición elevada y en diversas posiciones intermedias.

            En decúbito lateral se ejecutará de forma activa la abducción del brazo en rotación externa seguida de flexión del codo hasta tocar la cara y vuelta a la posición inicial.

            En decúbito dorsal, es importante la ejecución del puente y posteriormente desde esa posición, se elevarán los pies alternativamente.

            Se rotará desde el decúbito dorsal hasta el lateral sobre el lado sano iniciando el movimiento en la pelvis y cadera y siguiendo con el tronco y el hombro.

            En posición de sedestación se trabajará la dorsiflexión del pie manteniendo el talón en el suelo. Se corregirá la abducción de la pierna afectada.

            Para levantarse desde la posición de sentado es esencial que el enfermo aprenda a apoyar todo su peso sobre la pierna afecta flexionada mientras la va extendiendo gradualmente, por tanto, al intentar ponerse en pie cargará el peso todo lo posible en la pierna enferma, para ello el pie sano se adelantará y el principio se la ayudará en la acción colocándonos delante de él y tirando de sus brazos. El acto de levantarse se practicará al comienzo con taburetes elevados disminuyendo gradualmente la altura.

            Una vez conseguida la bipedestación, se ejecutarán desplazamientos laterales del peso del cuerpo cuidando siempre de la extensión del miembro superior. Así mismo se harán desplazamientos hacia delante y hacia atrás sobre él.



¿Quién es el autor de este artículo?
Miriam Sánchez Pacho.
Diplomada en Fisioterapia (Universidad de Jaén).
Nº colegiada en el Ilustre Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Andalucía (ICPFA): 4173.
Cursando los estudios para el DO, en la Escuela de Osteopatía de Madrid

lunes, 12 de septiembre de 2011

AFRONTAMIENTO FISIOTERÁPICO EN EL PACIENTE HEMIPLÉJICO ADULTO. Parte 3

Paciente Hemipléjico Adulto. Parte 2


     LA MARCHA EN EL ENFERMO HEMIPLEJICO.

            Una vez que los ejercicios de bipedestación se ejecutan de forma aceptable se puede comenzar con el trabajo de marcha que primero se hará entre las barras paralelas apoyando las manos y con ayuda por nuestra parte colocándonos del lado afectado; el enfermo tratará de igualar los pasos y elevará la rodilla afectada en cada paso, cuidando de su posterior bloqueo una vez que el pie toca el suelo.

            El apoyo de las manos en las paralelas se irá disminuyendo progresivamente. Al mismo tiempo que trabajamos sobre la marcha no debemos olvidar la reeducación propia del pie que irá encaminada a impedir la deformación (vicios) y a restablecer el equilibrio muscular. Principalmente, esta reeducación, se hará mediante posturas, movimientos pasivos, trabajo activo y activo-ayudado, evitando principalmente el pie equino y el arrastre de la puntera del zapato en la marcha. Las movilizaciones pasivas deben ser completas permitiéndonos luchar contra retracciones y espasmos en los pies espásticos y conservar la integridad del juego articular en los pies flácidos; en estos el ritmo de movilización puede ser rápido en tanto que en los espásticos será muy lento para evitar desencadenar la contracción muscular involuntaria. En cuanto a las movilizaciones activas se buscará la postura más adecuada para que no se desencadenen hipertonías.

            Algunos ejercicios generales de marcha son:

  • Marcha empujando silla.
  • Marcha con el lado afectado junto a una pared (para evitar la marcha de segador).
  • Marcha evitando obstáculos.
  • Marcha sobre un plano inclinado ascendiendo y descendiendo; en un principio se avanzará el pie enfermo para que el sano se ponga a su nivel pero después se pasará a hacer marchar normal alternante.
  • Subida y bajada de escaleras: El proceso comenzará subiendo primero el pie enfermo para después llevar el pie sano al mismo escalón y lo mismo para bajar, después se subirá y bajará alternando los apoyos de pies, uno en cada escalón. Hay enfermos que aceptan mejor que sea el pie sano el que comience el proceso de subida y bajada de escaleras.
  • El fin del trabajo de marcha es conseguir una autonomía de desplazamiento para el enfermo, pero en ocasiones el hemipléjico queda dependiendo de un bastón para toda la vida.




 ¿Quién es el autor de este artículo?
 
Miriam Sánchez Pacho.
Diplomada en Fisioterapia (Universidad de Jaén).
Nº colegiada en el Ilustre Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Andalucía (ICPFA): 4173.
Cursando los estudios para el DO, en la Escuela de Osteopatía de Madrid.

jueves, 1 de septiembre de 2011

LA ENFERMEDAD RENAL CRONICA. Hospital Universitario Río Hortega


Nombre: Isabel Casanova Mateo / Alicia Quintano Pintado / Mª Luisa Vacas Cabornero


           El aumento de la esperanza de vida en los países desarrollados lleva consigo un aumento en la prevalencia de enfermedades crónicas como es la enfermedad renal crónica (ERC), anteriormente conocida como insuficiencia renal crónica.

            Las enfermedades crónicas tienen una característica común y es que son irreversibles.

            En la enfermedad renal crónica se va produciendo un deterioro de las funciones del riñón, pero detectado a tiempo, se puede controlar, permitiéndole a los pacientes una mejor calidad de vida durante más tiempo.

            Así se define la enfermedad renal crónica como el deterioro lento, progresivo e irreversible de las funciones renales, como consecuencia de la destrucción de las nefronas, los riñones pierden su capacidad para eliminar desechos. La ERC evoluciona en periodos de tiempo variables, que oscilan desde unos meses a muchos años, hasta llegar a una fase terminal, en la que sólo la diálisis o el trasplante permiten la supervivencia del enfermo.

            La diabetes mellitus y la hipertensión arterial constituyen dos patologías presentes en un elevado porcentaje de los pacientes con enfermedad renal crónica. Por ello la importancia que desde atención primaria se detecte de forma temprana esta enfermedad y remitan de forma precoz estos pacientes al nefrólogo para su seguimiento.

            Los síntomas de un deterioro de la función renal son inespecíficos y pueden incluir una sensación de malestar general y una reducción del apetito.

            Inicialmente no tiene síntomas y puede ser detectada sólo como un aumento de creatinina en sangre.

            Los estadios de la ERC son los siguientes:

Estadio 1

            Los pacientes suelen estar asintomáticos. El plan de acción se centra en el diagnóstico y el tratamiento de la causa que ha provocado la ERC, por ejemplo, diabetes o hipertensión arterial.

Estadio 2

            Los síntomas siguen siendo poco habituales durante esta etapa. El plan de acción se centra en la evaluación y la prevención de la progresión de la enfermedad.

Estadio 3

            A partir de aquí, los pacientes pueden presentar signos y síntomas relacionados con las complicaciones de ERC (por ejemplo, anemia y trastornos en el metabolismo mineral). El plan de acción comprende la evaluación y el tratamiento de las complicaciones causadas por la ERC.


Estadio 4 y 5
            Los pacientes de la etapa 4 presentan signos y síntomas significativos relacionados con la insuficiencia renal. El plan de acción comprende la preparación del paciente para el tratamiento de sustitución renal, es decir, diálisis o trasplante renal.

            Los pacientes que precisan diálisis se consideran en fase terminal a la espera de sustitución renal.

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¿Quién es el autor de este artículo?



DATOS PERSONALES:


Isabel Casanova Mateo, enfermera del servicio de diálisis del HOSPITAL UNIVERSITARIO RÍO HORTEGA.

Alicia Quintano Pintado, supervisora del servicio de diálisis   del HOSPITAL UNIVERSITARIO RÍO HORTEGA.

Mª Luisa Vacas Cabornero, enfermera del servicio de diálisis del HOSPITAL UNIVERSITARIO RIO HORTEGA.

lunes, 22 de agosto de 2011

MALTRATO A LAS PERSONAS MAYORES. EL PERFIL DE LA VICTIMA


Nombre: J. Daniel Rueda Estrada



            Muchos estudios sobre el maltrato a las personas mayores se han centrado en establecer los perfiles de la víctima. Ya hemos indicado en anteriores entregas que es muy difícil establecer  tipologías, determinar relaciones causales e incluso plantear un esquema teórico que permita comprender el comportamiento de estas conductas.

            Hemos puesto de manifiesto que personas de diferentes clases sociales, condiciones económicas, niveles culturales, situaciones familiares, etc.,  pueden ser víctimas de malos tratos o posibles agresores.  No sé si se puede hablar de conductas sociales o es preferible hablar de conductas personales. Hay conductas sociales que favorecen la violencia, pero en este caso, es preferible hablar de conductas personales o individuales, aunque esa conducta responda a un patrón social. Por ello, resulta arriesgado en plantear prototipos de perfiles tanto de agresores como de víctimas. Esta dificultad condiciona las intervenciones y el que en muchas ocasiones  solo se puedan abordar estos temas, a través de indicios o de sospechas. Este es el motivo de las escalas de detección de los malos tratos basadas en esas sospechas o indicio, como la conocida como escala EASI (“Índice de sospecha de malos tratos hacia las personas mayores”), elaborado con la participación de diversos países, del INPEA (Red Internacional para la Prevención del Maltrato al Mayor) y que en España está avalada por el IMSERSO (Instituto de Mayores y Servicios Sociales) y la SEGG (Sociedad Española de Geriatría y Gerontología), sobre la que  hablaremos en otra entrega.

            No obstante estas dificultades, algunos estudios han puesto de manifiesto que la mayor incidencia de malos tratos en personas mayores se produce en personas que presentan algunos de los siguientes rasgos o características:

·        Ser mujer. Las mujeres víctimas de malos tratos superan porcentualmente a los hombres.

·       Tener una edad avanzada. Las personas mayores de 75 años corren mayor riesgo de ser víctimas de malos tratos que las personas de menos edad. Sin duda la capacidad mental, la vulnerabilidad y la dependencia es mayor a medida que la edad avanza, lo que incide  en un mayor riesgo.

·       El no tener pareja o vivir solo, sea por viudedad o por otras causas también  es un factor de riesgo, en la medida en que se pueda quedar aislado socialmente y sobre todo si se depende de otra persona para algunas actividades de la vida diaria.

·       Padecer algún tipo de deterioro funcional, sea por enfermedad crónica o progresiva (tipo Demencias, Enfermedad Alzheimer, Parkinson, ACV, etc.), o por sufrir algún tipo de problemas o conductas anómalas, tales como incontinencia, agresividad, agitación nocturna, etc.

            Todos estos factores, unidos a los ya analizados en otros momentos,  pueden ayudar a comprender o identificar situaciones de riesgo de padecer malos tratos, que son más evidentes cuando a todos estos indicios o situaciones, la persona mayor presenta signos de malnutrición, deshidratación, mala higiene, o intoxicación medicamentosa. Al menos esto es lo que ponen de relieve los resultados de estudios de campo sobre la incidencia y prevalencia de los malos tratos en personas mayores, tanto en el entorno familiar como en el medio institucional.

            Lo importante de todo ello, es ir tomando conciencia de estas situaciones para poder intervenir de manera preventiva. La responsabilidad es no sólo de los profesionales, sino de cualquier ciudadano responsable, que tiene claros los principios y valores de la convivencia social y orienta su conducta hacia el respeto y la mejora de la calidad de vida de cualquier ciudadano.









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¿Quién es el autor de este artículo?
DATOS PERSONALES:
Nombre: J. Daniel Rueda Estrada.
Dr. en Sociología y Diplomado en Trabajo Social.
Profesor Titular de Universidad.
Facultad de Educación y Trabajo Social. Universidad de Valladolid.

miércoles, 3 de agosto de 2011

AFRONTAMIENTO FISIOTERÁPICO EN EL PACIENTE HEMIPLÉJICO ADULTO. Parte 2



Nombre: Miriam Sánchez Pacho.

PRIMEROS CUIDADOS DEL HEMIPLEJICO ENCAMADO
-Posturas y cambios posturales:
            En estos primeros momentos de la enfermedad el enfermo tiende a adoptar una postura con aducción y rotación interna del hombro; el codo y la muñeca tienden a la flexión; los dedos, así mismo tienden a la flexión quedando el pulgar aprisionado. En cuanto al miembro inferior afectado, tiende a la rotación externa de cadera, flexión de rodilla y flexión plantar y varo del pie. Para la posterior recuperación funcional del paciente es de vital importancia los cuidados del hemipléjico en la cama que irán encaminados a evitar rigideces articulares y retracciones musculares así como la aparición de úlceras de decúbito.
            Es conveniente que el enfermo descanse en cama dura y esta esté en posición horizontal el mayor tiempo posible, ya que si el enfermo descansara en una posición no horizontal se podrían producir flexión de cadera nada recomendable; no obstante el paciente podrá tener el tronco erecto mientras participe en alguna actividad (comer, aseo diario, etc.).
            Cuando el paciente se encuentre en decúbito dorsal, se empleará un cajón para apoyo de los pies a fin de impedir el pie equino por acortamiento del tendón de Aquiles, causado por contractura de los gemelos o para evitar la rigidez del tobillo por el pie péndulo; por esta misma razón se impedirá que las ropas de la cama caigan directamente sobre el pie y lo dejen e flexión plantar para lo que se utilizará un arco de cama.
            En cuanto al miembro superior, se colocará una almohada en la axila para alejar el brazo del cuerpo y eliminar así la aducción del hombro. Se colocan dos almohadas que se cruzan siendo la del lado afecto superior a la otra, produciendo estas almohadas una inclinación lateral de la cabeza hacia el lado contrario de la hemiplejía, colocaremos, entonces la cabeza rotada hacia la lesión para conseguir un estiramiento de las fibras superiores del trapecio lesionado. En cuanto al miembro superior se colocará sobre la almohada intentando mantenerlo en protracción, rotación externa y abducción de hombro, extensión de codo y muñeca y dedos en posición neutra
            Es contraindicación relativa poner al enfermo en decúbito lateral sobre el lado hemipléjico. La posición de decúbito lateral se hará preferentemente sobre el lado sano con una almohada entre los dos miembros inferiores manteniendo la cadera afectada en posición neutra (sin flexión ni extensión), la rodilla se mantendrá lo más estirada posible. Por lo que respecta al miembro superior en el decúbito lateral, se mantendrá sobre una almohada con el codo extendido y
- Cinesiterapia en cama:
            Desde el primer momento de la aparición de la enfermedad se realizarán movilizaciones pasivas de todas las articulaciones afectadas y en todos los arcos articulares; es conveniente hacerlas dos veces al día y sin llegar a agotar al enfermo.
            En el momento en que aparezca el más mínimo signo de contracción, se pondrán en juego los métodos de estimulaciones propioceptivas que nos permitirán recuperar movimientos que si bien no corresponden a ninguna posibilidad motriz sí podrán ser integrados en la motilidad voluntaria en un futuro.

-Sedestación:
            Tan pronto como sea posible, se colocará al enfermo en posición sedente intentando evitar así mayor pérdida del sentido del equilibrio. La sedestación es importante por los estímulos propioceptivos que produce en el individuo de tal manera que se puede decir que cuanto antes se empiece a trabajar con el equilibrio (sedestación y bipedestación) menos durará el período de recuperación propiamente dicho, consiguiéndose unos mejores resultados. La sedestación se efectuará en un principio al borde de la cama apoyando los pies en el suelo o en un taburete, y las manos en los respaldos de dos sillas colocadas frente y a cada lado del enfermo; la mano afecta se fijará al respaldo de la silla.
            En muchas ocasiones el equilibrio en sedestación está muy alterado de tal manera que el enfermo cae hacia el lado afectado y hacia atrás, por lo que deberá de vigilarse la posición por el riesgo de caída.

            Al igual que la sedestación, la bipedestación se intentará los más pronto posible pero sobrepasa la recuperación funcional en la habitación del paciente por lo que será ejecutada en el gimnasio con diversos medios al alcance del fisioterapeuta e incluyendo y combinando la bipedestación con diversos ejercicios en paralelas.
            Tan pronto como el sujeto tenga un buen equilibrio en sedestación, se pasará a ejecutar la bipedestación siendo conveniente el uso de zapatos que ayuden a la estabilidad del tobillo.


¿Quién es el autor de este artículo?

Miriam Sánchez Pacho.
Diplomada en Fisioterapia (Universidad de Jaén).
Nº colegiada en el Ilustre Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Andalucía (ICPFA): 4173.
Cursando los estudios para el DO, en la Escuela de Osteopatía de Madrid.